En el Mundial de Clubes, cualquier detalle puede marcar la diferencia, y Lionel Messi lo sabe mejor que nadie. En el duelo entre Inter de Miami y Oporto, correspondiente a la segunda jornada del torneo, el astro argentino volvió a ser decisivo, no solo por su talento, sino también por su picardía. En el minuto 54, con el marcador en contra, el argentino transformó una falta en la frontal del área en un gol memorable. Pero más allá de la ejecución, fue el gesto previo lo que dejó a muchos con la boca abierta: Messi retrasó el balón unos dos metros, alejándolo de la línea del área, para conseguir un ángulo más favorable. El árbitro no lo advirtió, y el resultado fue un zurdazo imparable a la escuadra.
El Mundial de Clubes se ha convertido en el nuevo escenario donde Messi sigue desafiando al tiempo. A pocos días de cumplir 38 años, su inteligencia en el juego permanece intacta. El gol de falta ante el Oporto no solo fue su número 68 de tiro libre en su carrera, sino también su tanto número 50 con el Inter de Miami. Además, esta diana fue la número 868 en el total de su trayectoria profesional, una cifra que refleja una longevidad goleadora envidiable.
El Inter de Miami terminó llevándose el triunfo por 2-1 ante el conjunto portugués. Samu Aghehowa adelantó al Oporto desde el punto de penalti, pero los estadounidenses reaccionaron con carácter. Primero empató Telasco Segovia, y después llegó el momento Messi: la falta, la picardía, el gol. Una remontada que deja al equipo de Florida muy cerca de sellar su pase a los octavos de final del Mundial de Clubes.
El detalle de retrasar el balón, imperceptible para muchos, se convirtió en una jugada maestra. No hubo protestas del rival ni intervención arbitral. En el Mundial de Clubes, donde cada acción es revisada con lupa, la viveza del ‘10’ pasó desapercibida. Esa sutileza táctica recuerda a los grandes del fútbol que entendían que no solo se juega con los pies, sino también con la cabeza. Messi, una vez más, dio una lección en ambos sentidos.
Con este resultado, el Inter de Miami queda en una posición privilegiada para avanzar en el Mundial de Clubes. Y Messi, en su segundo partido en este torneo con el equipo norteamericano, ya ha dejado su huella con un gol que ha dado la vuelta al mundo. Más allá de la ejecución brillante, el Mundial de Clubes será recordado también por este instante de inteligencia futbolística. Sin cámaras que denuncien ni árbitros que corrijan, la picardía sigue siendo parte del juego. Y Messi, su mejor exponente.